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REVOLUCIÓN DIGITAL. EVOLUCIONAR PARA SOBREVIVIR

Los cambios que  vive nuestra sociedad no son nuevos: siempre han  estado ahí. Pero si analizamos los cambios trascendentes, suelen ser  de  bajo  perfil, casi imperceptibles en su nacimiento, pero profundos en  su recorrido. La percepción  del  cambio es distinta para cada observador, ya que  no  siempre forma parte directa del  cambio, pero irreversiblemente, le acaba afectando. Resistir al cambio (salir de la zona de confort) es tan  natural que  solemos despreciar el cambio.

 

La tecnología es un  vector del  cambio. Permite hacer cosas  de forma distinta y amplía nuestras capacidades humanas, a la vez que  impulsa el desarrollo de la sociedad. La tecnología digital nos  lleva un paso  más  allá,  creando un nuevo entorno de  relación global e instantáneo, integrando herramientas de  comunicación suficientemente complejas y evolucionadas que  permiten, incluso, aventurar el nacimiento de una nueva especie: la inteligencia artificial.

 

La tecnología digital ha  acelerado el paso  evolutivo. Ha superado, de largo, nuestra escala evolutiva humana. Los cambios trascendentes ya no son generacionales: se miden por  décadas, aunque estamos próximos a una aceleración aún  superior.

 

Sólo  hay  que  echar la vista  atrás: Facebook se  fundó en  2004. WhatsApp en 2009 e Instagram en 2010. Hoy, todas  estas  plataformas forman parte del universo empresarial Facebook. Un entorno de comunicación, divulgación (y comercio, pago, recomendaciones,…) que  evoluciona sin  parar, dotando a una  comunidad global  de más de 2.000 millones de usuarios diarios de acceso  a prácticamente cualquier tipo de servicio o producto disponible en  el mundo. Y si uno  busca datos o información, sólo tiene que  acceder a Google  a través de cualquier dispositivo, en cualquier momento y cualquier lugar.

 

¿Qué  tiene  esto que ver con el sector  inmobiliario? Aunque pueda sorprender, hay muchos que aún  hacen esta  pregunta. Y no  es desinterés: es inquietud en el mejor de  los casos  (o desidia en  el peor de  los supuestos). Porque el sector  inmobiliario es un  sector de bienes raíces, de  productos que  se localizan en  un  entorno físico, sin posibilidad de ser trasladables. Un entorno único, para  productos únicos  y clientes únicos. Productos prácticamente artesanales, singulares, diseñados, construidos y usados de forma muy  distinta unos de otros. No es un  mercado homogéneo, está lleno  de detalles que  hacen distinto un inmueble de otro. Por no decir  lo distinto que  es un  cliente de  otro (sea inquilino, propietario o comprador). Un mundo lleno de singularidades donde la gestión individual ha  brillado con  luz propia. Un  mundo de  oportunidades para generar operaciones amparadas por  dicha  singularidad (y opacidad) de un mercado puntual que  se crea  operación a operación.

 

No describo dos planetas separados por millones de años  luz: describo dos planos de una  realidad que conviven  y se entremezclan, aunque, aparentemente, puedan parecernos tan  incompatibles como  el agua y el aceite.

 

Aunque una parte del  sector inmobiliario  pueda creerse inmune al cambio tecnológico, lo cierto  es que sus clientes están haciendo cambios a pasos  agigantados,  con herramientas tan poderosas como  son esos objetos rectangulares de vidrio y metal con  los que  no paramos de interactuar: los teléfonos inteligentes. Los hacen superclientes.

 

Los clientes del  sector inmobiliario no cambian fundamentalmente su relación con  el sector inmobiliario, pero tienen una herramienta que,  a través de  una interacción simple e intuitiva, les permite llevar  a cabo  multitud de acciones más  allá  de  actuar como  mero espectador. Pueden ser  partícipes y llevar a cabo  búsquedas de inmuebles; pueden conocer qué  ser vicios  hay  alrededor de un  determinado inmueble; pueden conocer precios de  inmuebles de  ese entorno; pueden calcular distancias y rutas desde y hacia ese inmueble; pueden  publicar la  disponibilidad de  su inmueble para encontrar futuros compradores o inquilinos; pueden analizar opciones de financiación; pueden visitar virtualmente el inmueble; pueden comunicarse directamente unos  con otros y acordar visitas y reuniones; pueden acceder a modelos de  documentos legales; ¡pueden  incluso conocer la reputación de su futuro inquilino!

 

Si todo esto los clientes del  sector inmobiliario pueden hacerlo por  sí mismos,  cuando y donde quieran… ¿Qué servicios inmobiliarios distintos puede prestarle un  profesional a estos  clientes? ¿Cuál  es el valor  de estos  servicios?

 

La tecnología digital  ha reducido el valor de los servicios inmobiliarios tradicionales y, en cierta medida, cuestiona su utilidad. Muchos profesionales inmobiliarios  se sienten abrumados ante  los recursos  que exhiben sus clientes, que tienen un acceso instantáneo a información de contraste. Pero  no se preocupen: no están solos. Esto mismo le está  pasando a todos los servicios profesionales (médicos, abogados, fiscalistas,…) que fundamentan su servicio en el conocimiento y práctica experta en una  materia.

 

Y sólo hay una  forma de resolver el encaje: pasar de un planteamiento pasivo a uno activo,  de ser un mero  gestor  a ser un eficiente asesor.

 

Aquí es donde está  la clave de la revolución digital en el sector de los servicios inmobiliarios. Dirigir el cambio hacia  la (1)  creación de entornos específicos que faciliten la realización de operaciones inmobiliarias directamente entre los distintos intervinientes, (2) especializarse en un tipo de gestión muy concreta pero que  sea escalable o (3)  disponer de conocimiento experto que  permita asesorar al cliente con información relacional personalizada para cada  caso concreto.

 

Mientras abordamos este  cambio de paradigma en  los servicios inmobiliarios,  cabe  decir  que  tanto la opción (1) como  la (2) no  pueden ser  ocupadas por  más  de un  puñado de grandes empresas, mientras que  el (3)  implica una nueva  relación  entre  profesionales inmobiliarios  y agencias  inmobiliarias. Y que todas ellas, sin lugar a duda,  van a implicar un mayor flujo de operaciones inmobiliarias y una reducción  del tiempo empleado en cada una de ellas, con lo que, sí, los precios de estos servicios van a ajustarse.

 

¿Quién va a protagonizar el cambio? De momento, el sector tecnológico  gana la partida a los profesionales del sector inmobiliario. Suele ser lo habitual, ya que un nuevo player que viene de otros entornos puede  identificar  oportunidades que no se ven (o se desconsideran) por parte de los actores tradicionales.

 

El sector tecnológico ha  entendido la profundidad de los cambios que plantea la transformación digital de la sociedad y ha puesto en manos de los usuarios las herramientas que  impulsan el cambio. Hacer un  portal inmobiliario tampoco es rocket science: con  algo  de  conocimiento inmobiliario y mucho criterio para construir un  entorno adecuado a las necesidades de un usuario que no es experto en el sector inmobiliario es posible crear herramientas perfectamente funcionales. Pero  abordar un  proyecto de este estilo requiere volumen: muchos anuncios y mucha audiencia. Por todo ello, sólo unos  pocos  pueden tener relevancia para acumular estos volúmenes y, para  alcanzarlos, se requiere de cuantiosos  recursos económicos a invertir en el desarrollo y la mejora continua de estas herramientas digitales.

 

La evolución desenfrenada de  herramientas ha  permitido desarrollar en tornos cada vez  más  completos con funcionalidades de uso  sencillo. Tenemos usuarios que  ya no tienen reparo a interactuar continuamente y profundamente con  estas herramientas, ya que obtienen retornos rápidos y efectivos.

 

Este aprendizaje  y evolución de  los usuarios ha  permitido que  el  sector tecnológico aborde nuevos retos de servicios digitales, integrando procesos en plataformas que pueden  llevar a completar determinadas transacciones inmobiliarias de forma  online y desasistida  (alquiler de habitaciones, alquiler de viviendas,…). No queda tanto para poder acceder masivamente a  otros entornos como  la  administración de inmuebles o completar compraventas inmobiliarias.

 

Hoy  en  día,  toda esta  evolución de  la tecnología en el entorno del  sector inmobiliario se aglutina bajo  el término PROPTECH, que es el acrónimo de PROPERTY & TECHNOLOGY (inmuebles  y tecnología) que  agrupa internacionalmente todas las iniciativas tecnológicas de base inmobiliaria.

 

Este es un entorno amplio y diverso, representado desde soluciones puntuales hasta desarrollos integrales de  modelos de  negocio 100% digitales. Impulsado a partir de la expansión del FINTECH (otro de esos acrónimos que  engloba las iniciativas tecnológicas en el ámbito financiero), el desarrollo de plataformas que  sitúan al cliente en el centro y que le capacitan para  que pueda llevar  a cabo partes o la totalidad de un proceso de negocio o de un servicio  concreto, está  cambiando el paradigma de negocio para las empresas de servicio  tradicionales y sus profesionales. Derivar  parte del servicio  en el cliente requiere mayor implicación por su parte en el resultado a obtener y, en consecuencia, promete reducir los recursos  y costes  necesarios para  concluir cada  operación.

 

Las plataformas son  los nuevos intermediarios ente la oferta y la demanda. Paradójicamente, nuestra estructura económica  tradicional se ha desarrollado a través  de la creación  de una  red de intermediación de productos y servicios, redes gestionadas por personas, empleados de empresas  o profesionales independientes. Hoy, la transformación digital  y la creación  de servicios  dirigidos directamente al cliente final, impulsado la creación  de nuevos intermediarios digitales que  ya están transformando el negocio de la distribución de  productos (el  e-commerce) y que cambiarán la distribución de  servicio. La ubicuidad en el acceso  a los servicios digitales, especialmente en movilidad, en  entornos de  comunidad (plataformas  que  agrupan  múltiples ofertas y múltiples demandas y que  facilitan su interacción a través de entornos fáciles de  utilizar e intuitivos) esconde una ingente cantidad de trabajo en reingeniería de procesos, que  han  tenido que rediseñarse desde cero,  lo que  ha facilitado  que aparezcan iniciativas que hace pocos  años  no existían. Y ha hecho desaparecer rápidamente compañías que no han  sido capaces de evolucionar.

 

El crecimiento del sector tecnológico  y su entrada en el mundo  de los negocios ha venido  impulsada por las startups, un conjunto  de empresas basadas  en el emprendimiento, focalizadas en el desarrollo de modelos de negocio disruptivos (aquellos  que cambian  el paradigma de los negocios tradicionales) y que son intensivas en capital, ya que los productos o servicios que  producen tienen como característica básica la escalabilidad  y su capacidad de internacionalización en distintos mercados geográficos. El capital financiero privado ha apoyado (y sigue impulsando) el desarrollo y crecimiento de estas  compañías, que han aglutinado en un ecosistema propio la captación de talento y de recursos económicos.

 

Estas  startups están orientadas a,  rápidamente, poner sus  soluciones tecnológicas en  el mercado y asumir un crecimiento exponencial en  cuanto a cuota de mercado, aún a costa incluso de ingresos, ya que  disponen de recursos económicos incrementales a medida que  demuestran el potencial de  crecimiento de sus soluciones.

 

En España,  hay más de 200 compañías de PROPTECH que están focalizadas en distintas necesidades y aportan  distintas soluciones  tecnológicas para  el sector inmobiliario.  Pero sólo representan una anécdota respecto  al grado de desarrollo de otras  startups fuera  de nuestras fronteras. Y, recuerden, todas  ellas tienen como objetivo crecer y expandirse internacionalmente.

 

El objetivo de todas estas reflexiones es asegurarles que aún no hemos  llegado a un final (esto  nunca  acaba). Estamos transformando el entorno de forma continua No es tarde para subirse al barco y es lícito dejarlo pasar. Pero nuestro negocio inmobiliario  no  e s inmóvil como  un inmueble; es evolutivo porque nuestros clientes evolucionan, impulsados  por  el desarrollo de más  y mejores soluciones tecnológicas digitales que les capacitan como  nunca antes.

 

Desde el colectivo  API en Cataluña se ha sabido leer  bien  la evolución del sector desde su fundación, un  cambio que  no se detiene en ningún caso.  Los avances tecnológicos hacen que  ahora, más  que nunca, sea  necesario entender bien  el entorno en  el que  nuestros clientes se relacionan y como  ello  afecta al  sector inmobiliario. Con las herramientas digitales del  colectivo API, los profesionales inmobiliarios ya disponen de medios para afrontar los retos actuales con solvencia. Y con la organización de eventos como INMOTECNIA, pionera en exponer en España de forma conjunta las soluciones y las últimas herramientas tecnológicas disponibles para  el sector inmobiliario, se facilita el intercambio de tecnología y conocimiento entre profesionales inmobiliarios y el sector tecnológico.

 

Afrontemos la revolución digital con interés y optimismo. Esta  será  la clave para desarrollar servicios de valor  añadido  para los actuales clientes y los futuros por venir.